El domingo 14 de julio nos dejó el Dr. Delfino, un Gigante de la cirugía cardiovascular. Maestro de cirujanos.
Conocí al Doctor en los 80´ al entrar a mi primera residencia en cirugía cardiovascular en el Hospital de Clínicas de Córdoba. Era Jefe de Departamento, una rama del servicio de cirugía.
Aunque mi formación intensiva la hice junto al Dr. Favaloro, jamás dejé de reconocer y agradecer todos los conceptos que hacen a un cirujano y que me transmitió el Dr. Delfino. Formado en la escuela alemana, tenía ese concepto prusiano de las cosas: orden, método, responsabilidad, compromiso. Era excelente operando tanto adultos como niños. Conocí muy pocos cirujanos en el mundo con esa capacidad. Recuerdo que llegaba al servicio cuando teníamos un niño, a las 7am. Una vez sedado el pequeño se colocaba sus lupas, un banco, y disecaba personalmente la arteria radial para tener TAM. Nos quedábamos al PO, e indefectiblemente antes de irse a descansar pasaba en la noche a ver el paciente del día para controlar su evolución. Su otra actividad la cumplía en el Sanatorio Allende donde desarrolló el servicio también.
Justo, recto, compañero, no amigo de sus sub alternos. Formó innumerables colegas algunos de los cuales me vienen a la memoria: Albrecht, Bronzi, Mamaní, Proto, etc.
Cuando me fui a Buenos Aires lo veía ocasionalmente en los congresos. Se fue con 94 años, seguramente tranquilo por haber servido a la sociedad salvando innumerables vidas con talento, capacidad, trabajo sin fin, conocimiento y sacrificio.
Descanse querido Maestro, lo dio todo, se lo merece.
Dr. Enrique Fiakosky
Ex residente